Prueba de rol (doppelganger)

bueno, lo que voy a calificar es lo siguiente:

narracion: no pido una especifica, la que sea mas comoda para ti esta bien, pero debe de tener coherencia y no perder el hilo de la historia que se vaya planteando

descripcion: tanto fisica y psicologia tuya y de tu oponente en este caso yo y espacial, osea, el lugar donde se desarrolla la pelea

ingenio: la forma en que te las arreglas para esquivar ataques o cosas asi, no quiero que te dioses, osea, que un ataque que por logica debe de acertar lo esquives con facilidad, hay que ser razonables.

Seran 5 post para cada quien, una introduccion, tres post de pelea y un desenlace, al termino de estos te dire mi desicion.

Empiezas tu, con una introduccion, la trama a seguir la dejo a tu eleccion, el lugar, el desierto del hueco mundo, por lo demas, te las arreglas tu.

Suerte!!

El siempre nocturno cielo del desierto del Hueco Mundo amparaba los lentos y funestos pasos del, hasta hace poco, Arrancar de poderes musicales. Un sujeto de gran envergadura y considerable estatura en la cual su larga cabellera negra era su rasgo mas destacado. Sus ojos, rojos como la misma sangre de sus venas, contemplaban con cierta melancolía la Luna menguante que brillaba intensamente sobre el firmamento. Su silueta, recubierta por una armadura a piezas de Samurai, tela negra y unas simples sandalias, permanecía en total inmovilidad... parecía más un muerto en vida que una existencia que se acercaba a su posible muerte.

Suspiró con profundidad al tiempo que su miraba se posaba al frente y miraba a su incierto destino, sus andares le conducían a lo que podía ser una mala decisión más, en aquel momento, no había vuelta atrás. Ni el gran guardián del desierto, Lunuganga, ni los emergentes y números árboles de cuarzo que brotaban de las arenas detendrían su avance.

Sergey Gólubev Kuznestov, un fiel y devoto sirviente a su estirpe, sería sometido hoy a una última prueba para comprobar si su lealtad era tan grande como este afirmaba. Siempre decidido, no era momento de mirar atrás y rememorar los errores del pasado pese a querer cobijarse en ellos, hoy era el día de alcanzar un nuevo nivel, una nueva existencia y una mejor estancia para y por los suyos, hoy lucharía por servir al gobernador del oscuro mundo en el cual habitaba.

Luna Mitsuki, la soberana de las inhóspitas arenas del desierto, la reina del exuberante castillo de Las Noches... aquella que extendía el poder de su mano por la totalidad del mundo de los Hollow sin dejar que anda escapase a su visión. Para Doppelgänger servir bajo el mandato de tan magna existencia era un destino que podía dar sentido a su banal existencia.

Apenas sabia de ella, solo había odio rumores sobre esta persona pero, en aquel momento, lograría comprobar en su propio ser si los rumores eran reales o no. Una dama de larga cabellera blanca y nívea piel con gélido carácter en fiel representación a sus poderes, ¿Sería verdad? No tenía la menor idea de si sería así o no. No confiaría en lo que malas lenguas hablaban, solo creería en lo que sus ojos le dejasen y en lo que su piel le dejase sentir, las notas fluirían en el aire y le instruirían en la veracidad y mentira de las palabras del Hueco Mundo y sus habitantes.

- ¡Luna Mitsuki! - exclamó, con una casi pasmosa calma, el portador de la Zampakutoh llamada Sinfónica. Su mirada se alzó al cielo y luego miró a los lados. Había realizado una petición a la señora del Hueco Mundo, enfrentarse a ella para demostrar que podía servir a su merced y ser de utilidad para ella y su especie.

Desconocía si ella había aceptado o no tal propuesta pero tanto el lugar como la hora habían sido impresos junto al mensaje, con su propia sangre, en una pequeña "carta". El susodicho mensaje fue entregado a los guardianes del castillo y el Arrancar de cabellos negros desconocía si había sido entregada pero, en aquel momento, no podía hacer más que tener "esperanza".

El leve silbido del viento frio, hacia eco en el desolado e interminable mar de arena blanca y se colaba por entre las cortinas de una habitación, nívea y monótona ciertamente, escasamente iluminada por un par de velas sobre una mesilla en un rincón, sentada en una silla de madera, una figura de apariencia humana reposaba serena en aquel lugar, tez albina y cabellos de la misma tonalidad, de un largo que rebasaba la cintura de aquella persona, sus ojos, lo la vista hacia abajo, cual cristales de hielo de un color azulado, contemplaban una marmórea hoja de papel, sostenida entre sus finos dedos, lo que ahí decía, ya ni siquiera lo leía, se había memorizado cada línea de aquel mensaje que sus guardias le habían entregado el día anterior.

Un arrancar, cuyo poder, habilidades y apariencia desconocía por completo, le pedía un enfrentamiento con ella, no por rivalidad o algo parecido, mas bien, para probarle a la joven que era digno de ser su subordinado, el rango mas alto entre los hollows. La idea había dado vueltas en su mente todo el tiempo, no sabia si asistir al encuentro, podría ser solo una perdida de tiempo y en la situación en la que se encontraba su castillo y su reino en si no disponía de momentos para atender asuntos sin importancia.

La hora estaba próxima a llegar, debía tomar una rápida decisión y pensó, con mucha seriedad, en que quizás un aliado mas no le vendría mal, dejo de contemplar aquella carta, soltándola y haciendo que cayese al suelo conforme se iba levantando ella misma.

Veamos, el potencial de este ser

Pensó para sus adentros y con paso sereno se dirigió hasta el exterior del palacio de las noches, contemplando el oscuro firmamento, adornado por la luna en lo mas alto de este, dio algunos pasos alejándose de la magna estructura y acto seguido, con un veloz sonido, se dirigió al lugar donde se encontraría con su aspirante y al mismo tiempo oponente. Llegó ahí en cuestión de segundos y pudo verlo, de pie e inmóvil como estatua de piedra tallada en medio de la blanca arena del lugar. Sus cabellos negros enmarcaban su rostro cuyos ojos cual rubíes resplandecientes resaltaban con un brillo opaco e inexpresivo.

Clavo sus azules orbes en aquel sujeto que ahora se encontraba a escasos 50 centímetros de distancia, tan poca separación representaba un riesgo para la joven ama, que no tenia ni idea de a que se podría enfrentar y a pesar de ello, se mostraba totalmente tranquila, su mirar no se despegaba por nada del de ese ser, sin importar el hecho de que tenia que verle hacia arriba, debido a la diferencia de estaturas entre ambos.

-¿Eres tu quien me ha llamado?...Dime tu nombre y que es lo que quieres de mi-

Su voz, leve y melodiosa pero a la vez imponente y autoritaria le daban un aire de superioridad a aquella chica de aspecto frágil a la vista de cualquiera, una dama delicada y hermosa fácil de lastimar o vencer, espero, silente e inexpresiva la respuesta de aquel hombre, mientras el viento, como brisa invernal, hacia danzar sus largos cabellos blancos, elevándolos levemente en el aire, el potencia de aquel ser, es lo que ella solo espera por ver,

La espectral silueta del Arracar permaneció inmóvil ante el inexorable paso de los segundos. Su mirada, perdida en el horizonte, esperaba vislumbrar cualquier atisbo que le indicase que la dama haría acto de presencia. Su fría y muerta mirada no reaccionó con la celeridad suficiente como para avisarle de la llegada de aquella a quien esperaba.

Los ojos de aquella mujer de aspecto joven relucían como si de dos zafiros se tratasen, los rumores sobre la posible apariencia de la soberana de aquellas tierras fueron enterrados. Doppelgänger observó, en primera fila, los rasgos de la que podía ser su señora o, por contra, su verdugo.

Ella era más baja que él por lo que tuvo que agachar la mirada. Su larga melena era blanca, al igual que su piel, como había escuchado más, lo que nunca predecir, era lo grácil de su expresión y la sutileza de su sonrisa. En su imaginación se había formado la imagen de una mujer mas basta, que impresionase más a simple vista.

Su tranquilidad resultó pasmosa al Arrancar, aquella chica de apariencia joven no había mostrado duda alguna ante la presencia del moreno y, si este era sincero, debía admitir que se sentía impresionado ante tan rápida introducción. -¿Eres tu quien me ha llamado?...Dime tu nombre y que es lo que quieres de mi - cuestionó y enunció la joven de cabello blanquecino. Su voz era como un dulce y melódico solo del violín principal, delicado pero imponente, la autoridad que inspiraba su presencia no correspondía con su grácil figura.

- Eso me temo, milady - contestó, en primera estancia, el Arrancar de ojos rojos mientras daba un par de pasos hacía atrás para poder realizar una muy leve inclinación a modo de respeto. - Soy Sergey Gólubev Kuznestov, llamado por Doppelgänger - agregó a modo de presentación mientras se reincorporaba y la volvía a mirar fijamente, sin retroceder. La expresión de sus ojos era neutra y vacía, no mostraba vacilación alguna y denotaba seguridad pero, a su misma vez, respeto.

- Mi único deseo es servir en pos del beneficio de mi estirpe bajo su tutela - expuso con voz ronca y sosegada mientras desenvaina su acero lentamente. El moreno estaba mostrando, con clara anticipación, que la única forma que tenía de demostrarle su valía era mediante la batalla, solo podía demostrar si era digno o no a través de su espada.

El joven de ojos rojos retrocedió unos pocos pasos más, dando espacio entre él y ella, no gustaba de iniciar tan bruscamente un duelo pero no tenía todo el día, no podía negar que estaba algo impaciente en respecto a aquel tema... quería reafirmar su existencia y la única forma de hacerlo era la que se proponía realizar, quería demostrarse a si mismo que su existencia tenía un significado.

Finalmente Sinfónica fue empuñada. Una hoja metálica, una espada de doble filo finalizada en una doble curva para inflingir cortes sucios. La guarda distaba mucho de ser hermosa, una tétrica calavera que mostraba una expresión de miedo e ira separaban el acero de la empuñadura.

- Siento si me muestro rudo... - dijo a modo de disculpa el Arrancar mientras que, con un corte ascendente desde el suelo, levantaba una nube de arena entre él y la chica. Era algo un tanto inútil, podían detectar la presencia del otro a través del Reiatsu pero, en realidad, aquel movimiento solo había sido realizado para camuflar que una de sus habilidades había sido activada.

Siete Notas, sin pronunciación alguna, había sido realizada. Siete notas bañadas en negro se grabaron sobre la superficie plana del arma del moreno que, aprovechando su buena habilidad para el Sonido, se movilizó rápidamente. Aquel primer movimiento no tenía mayor función que intentar revelar la velocidad de su oponente.

El usuario de "música" no tuvo más opción, en un inicio, que realizar una carga simple y de frente en contra de la dama. Su objetivo era mostrar sus habilidades y seguramente no tendría de mucho tiempo, no importaba salir herido, la misión era mostrar que era capaz de resultar de utilidad. Una Sonido fue realizado, justo después de levantar la arena y activar Siete Notas, al frente.

Su intención era simple, quería tratar de atraer a Luna a un combate cuerpo a cuerpo. La chica, posiblemente aunque no seguro, detendría su ataque con su propia Zampakuto. Si estro se producía Sergey liberaría la primera nota en cuanto los aceros chocasen. La ráfaga sería liberada a una distancia reducida y el impacto sería posible. Además, sus golpes no eran "normales", el moreno siempre realizaba una rotación a su muñeca para darle un efecto semicurvado a su estocada que le añadía algo de fuerza y velocidad al ataque.

Si ella se decidía a no detener el golpe usaría la primera nota como un ataque a distancia con el cual salvaguardar su posición y trazar una estrategia. Seguramente este ataque no impactaría pero le daría del tiempo necesario para reaccionar y poder ejecutar un nuevo movimiento. La forma de liberarlo sería simple, una estocada punzante al frente para liberar el [i]Reiatsu[i/] de forma más concentrado y veloz a cambio de sacrificar algo de poder y de radio de efecto.